El virus que nos tiene tan ocupados y preocupados, no entiende de
países ni de razas ni de religiones. India con sus 1.300 millones de seres humanos también está en ello y la Misión de Ankleshwar desde luego
también.
Nuestro Gobierno, como han hecho otros países, ha decretado el
confinamiento de la población en sus casas y el cese de práticamente toda
actividad. Nuestra Misión se ha visto obligada a enviar a sus casas a los
más de 600 niños y niñas. Muchos de estos niños, que en la Misión comían
tres veces todos los días, en sus casas difícilmente conseguirán comer una porque a la pobreza habitual de sus familias hay que añadir ahora que los que podían trabajar, ahora no pueden. Por todo ello las llamadas de
socorro a la Misión son innumerables y nosotros hemos respondido con
todas nuestras fuerzas, que no son muchas, pero son TODAS.
Como está prohibido circular, el P. Joaquín fue a la policía a solicitar
un permiso especial para poder llevar comida a los pueblos de los niños de la Misión y se lo concedieron porque ¡afortunadamente! Comprenden la
labor que hacen con esa pobre gente.
A diario, cargan la furgoneta con bolsas de arroz, lentejas y cuantos
alimentos han podido conseguir y visitan tres o cuatro pueblos cada día
atendiendo lo más urgente entre las familias que muchas veces no tienen
nada que dar a su hijos.
Afortunadamente, ¡vaya paradoja!, las temperaturas sobrepasan a
diario los 40 ºC y esta circunstancia parece que no le va bien al
coronavirus. ¡Algo es algo!
Confiamos en que está situación cambie pronto, vuelvan los niños y
podamos contaros cosas menos tristes.
Gracias por las ayudas que nos hacéis llegar. Que Dios os bendiga.